Philip Morris, la mayor empresa de cigarrillos del mundo se despide del humo
La tabacalera con 182 años de experiencia en el
mercado anunció que los cigarrillos electrónicos serán su nuevo portafolio. La
decisión abre otros debates: ¿los nuevos productos si garantizan menos riesgo
para la salud mundial?
Han pasado
más de 170 años desde que Philip Morris empezó a vender tabaco en una tienda de Londres. Ese pequeño
negocio se convirtió con el tiempo en uno de los gigantes del mercado
tabacalero tras el éxito de algunas de sus marcas como Marlboro, Chesterfield y
L&M. Hoy, después de que se comprobara científicamente el daño del humo en
los pulmones y se registraran cientos de muertes, sumado a campañas para
reducir su consumo a nivel mundial, la compañía dio la noticia de abandonar sus
productos insignias y optar por algo menos perjudicial. (Lea: Se reduce en 4.6 % el consumo de cigarrillo en Colombia)
Esa decisión influye en el
mercado tabacalero en casi 160 países, entre ellos, Colombia. Una compañía que
fue motor industrial en el país, Coltabaco, le pertenece Philip Morris
Internacional (PMI).
Y sus ventas, hasta hace ocho años representaban el 80 % de las ventas de
cigarrillos a nivel nacional. Ahora, la tendencia parece ser producir
cigarrillos electrónicos y libres de humo.
Aunque estos productos siguen
dejando mucho que desear. No es en vano que varias autoridades en temas
de salud internacional, incluso el Ministerio de Salud, se hayan ensañado
en pedir investigaciones científicas sobre los efectos del cigarrillo
electrónico. La lista de peticiones va desde universidades médicas suecas,
informes de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y no hay que irse tan lejos, el Instituto de Evaluación
Tecnológica de Salud (IETS).
Las conclusiones, aunque
prematuras, apuntan a que no hay mucha diferencia entre consumir cigarrillos
electrónicos y consumir tabaco. ¿Por qué? Primero porque investigaciones
europeas han señalado que los líquidos que contienen los electrónicos -a vapor-
pueden causar alergias o síntomas de asma o dificultades para respirar, como lo
aseguró un estudio del Instituto Karolinska éste año. De hecho, se
ha dicho que la nicotina que tienen podrían aumentar el riesgo de ataques
cardíacos o accidentes cerebrovasculares. Y el resultado de la revisión hecha
por el IETS indicó que “no hay diferencias significativas” en la efectividad de
vapear, porque el consumidor no abandona el hábito de fumar finalmente.
El impacto de esto, se espera,
ayude a combatir los daños que causa el tabaco en el mundo. Entre ellos, la
muerte de más de 7 millones de personas cada año, de las cuales alrededor de
890.000 son fumadores pasivos según la OMS. La otra cara de la moneda será
si los consumidores podrán sustituir sus gustos por los cigarrillos
electrónicos y sin humo, ya que casi el 80% de los más de mil millones de
fumadores que hay en el mundo viven en países de ingresos bajos o medios, sostiene la misma organización
internacional de salud.
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