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Icetex embargó a un campesino discapacitado que no puede pagar su deuda



Como muchos de los colombianos, Julio César Guerrero es uno más de los que sufre por el compromiso que tiene para terminar de pagar su deuda educativa con Icetex.

Muchos le llaman “venderle el alma al diablo”, pues las tazas de interés son enormes y además, como recién graduados a veces se trata de deudas enormes que no logran terminarse de pagar en años.

Es especialmente triste el caso de Guerrero, quien en mitad de su carrera tuvo que abandonarla porque su padre tuvo un accidente cerebro-vascular en el que perdió la movilidad y debía estar con él en esos momentos.

El joven se acercó a Icetex para manifestar su caso y saber qué podía hacer al respecto por la pausa que debía realizar con su carrera, pero en la compañía le respondieron: “No podemos hacer nada, ese no es asunto nuestro”.

El padre de Guerrero, que es un campesino boyacense, no podía sufrir emociones fuertes, por lo que, cuando llamaron a su hijo a embargarlo tuvo que esconderle lo que pasaba, y luego, cuando fueron a retirar dinero, se enteraron de que efectivamente estaban líquidos.

El hombre se siente totalmente arrepentido de alguna vez haber pedido un auxilio con la empresa, pues hoy, aparte de que difícilmente está saliendo adelante con la enfermedad de su padre, los quieren dejar sin nada.

Para Julio y su padre fue increíble que Icetex luchara, incluso, contra la discapacidad, y por la necesidad tan grande de los dos hombres, el hijo tuvo que volver a firmar un contrato en el que asegura quizá nunca poder pagar.






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