“El pequeño poema para Rafael Alejandro Viloria”, escrito por un samario.
¡Cómo nos duele en la ciudad!
Cuan doloroso es registrar
La muerte de un buen samario,
Con palos, ladrillos y piedras
Y un vil cuchillo culinario.
Banda de malhechores indolentes
En malos pasos andando,
Con crueldad y con sevicia,
Consumaron la desdicha
A un humilde vigilante.
Punzado y tasajeado,
Cual se taja un bocachico
Y de remate lapidado
Y su cráneo abovedado.
Jamás clemencia pidió,
Ante ataque tan salvaje
De esa cuerda de villanos,
Que en vicio, robos y atracos
Parecen estar cebados.
Como en un romano circo,
Grupo de espectadores,
Impávidos observaron
Su desgracia y su martirio;
Sin apoyo, compasión y sin auxilio,
Desoyeron sus quejidos lastimeros
He indolentes, registraron
El video de la matanza
Y en las redes publicaron
Sabe Dios con que intenciones.
Su sangre tiño la arena.
¡Grave afrenta ciudadana!
Y aunque es tarde, hoy reclama
Justicia, reparación y castigo
Por la sangre derramada.
Que el crimen no quede impune,
Que paguen tan cruel delito
Esos malditos trúhanes,
Sin Dios, sin alma y sin perdón;
Sin una pizca de amor
Ni humana consideración.
Por mucho que hoy se lamente,
Su sangre marcará por siempre,
¡A este pueblo indolente!,
¡A esta ciudad remolona!
¡Que siempre tarde reacciona! 🕊
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